Sucedió que en aquel entonces las pupilas se cansaron de los colores, las odiaron por monopolio, por presentarse en cada objeto, situación, sueños, recuerdos y hasta pensamientos. Les dijeron: quién les ha dotado de semejante arrogancia? como suponen ser en todos lados?, a lo que respondieron: estamos por que ustedes nos imaginan, por que ustedes nos inventan, por que existimos en la interpretación y suspicacia del rechazo de aquello que no nos acepta, y así rebotamos, vagamos errantes hasta que alguna pupila sedienta y hambrienta como ustedes nos de cobijo. No las necesitamos para ver lo bello, déjenos descansar y observar lo que nos rodea sin ustedes replicaron las pupilas. Desde aquel entonces los colores rebotan de las pupilas y vagan errantes por el viento y la nada, ansiando ser absorvidos, cansados de tanto rechazo.
